Cómo prolongar la vida útil del calzado de seguridad y reducir costes en renovaciones.

El calzado de seguridad es una parte esencial del equipo de protección individual (EPI) en muchos sectores laborales. Su correcto mantenimiento no solo garantiza una mayor seguridad y comodidad para el trabajador, sino que también ayuda a reducir costes innecesarios en renovaciones prematuras.

Un calzado bien cuidado puede extender su vida útil significativamente, ofreciendo el máximo rendimiento durante más tiempo. En este artículo, abordamos las mejores prácticas para mantenerlo en óptimas condiciones.

Elegir el calzado adecuado según el entorno laboral

La durabilidad del calzado de seguridad comienza con la selección del modelo correcto. No todos los zapatos están diseñados para las mismas condiciones, y utilizar un tipo inadecuado puede acelerar su desgaste.

Clasificación del calzado de seguridad según la normativa EN ISO 20345:

  • Trabajos con riesgo de impacto o compresión: Requieren calzado con puntera de seguridad resistente a impactos de hasta 200J y compresión de hasta 15kN (SB, S1, S2, S3, etc.).
  • Superficies resbaladizas: Es fundamental optar por suelas con certificación antideslizante (SRA, SRB o SRC).
  • Ambientes secos sin exposición a líquidos: Se recomienda el uso de calzado S1, con puntera de seguridad y suela antiestática.
  • Entornos con humedad o contacto con líquidos: Para mayor resistencia al agua, se debe utilizar calzado S2.
  • Terrenos irregulares o riesgo de perforación: El calzado S3 incorpora plantilla antiperforación y suela con relieve.
  • Exposición a líquidos corrosivos o sustancias químicas: Se aconsejan botas S4 o S5, fabricadas en poliuretano o PVC para máxima impermeabilidad.

La elección del calzado adecuado no solo protege al trabajador, sino que también prolonga su vida útil al evitar un desgaste acelerado.

Limpieza y mantenimiento regular

La acumulación de suciedad, polvo o residuos químicos puede deteriorar los materiales del calzado de seguridad, afectando su resistencia y comodidad. Para mantenerlo en óptimas condiciones, se recomienda:

  • Eliminación diaria de residuos: Tras cada jornada laboral, retirar la suciedad con un cepillo de cerdas suaves.
  • Limpieza profunda: Para manchas persistentes, utilizar un paño húmedo con jabón neutro. Evitar productos químicos abrasivos que puedan dañar el material.
  • Protección adicional: Aplicar productos impermeabilizantes o ceras protectoras según el tipo de material.

El mantenimiento frecuente evita que los materiales se debiliten prematuramente y ayuda a conservar las propiedades del calzado.

Secado adecuado para evitar daños

Si el calzado se moja, es fundamental secarlo correctamente para prevenir la proliferación de bacterias, hongos y el deterioro de los materiales.

  • Secado natural: Dejar el calzado en un lugar ventilado y a temperatura ambiente.
  • Evitar fuentes de calor directas: No utilizar radiadores, estufas ni secadores, ya que pueden dañar la estructura del material.
  • Absorción de humedad: Introducir papel de periódico en el interior del calzado para acelerar el proceso de secado.

Una correcta ventilación tras su uso ayuda a prevenir malos olores y prolonga la vida útil del calzado.

Almacenamiento adecuado

El modo en que se guarda el calzado de seguridad también influye en su durabilidad. Para evitar deformaciones y mantener sus propiedades protectoras, se recomienda:

  • Lugar seco y ventilado: Guardar el calzado en un espacio sin humedad para evitar el deterioro de los materiales.
  • Evitar la exposición directa al sol: La luz solar prolongada puede alterar la resistencia del calzado.
  • Uso de hormas: En caso de almacenamiento prolongado, utilizar hormas o rellenarlo con papel para conservar su forma original.

Rotación del calzado para minimizar el desgaste

En trabajos de alta exigencia, contar con dos pares de calzado de seguridad y alternarlos puede extender significativamente su vida útil.

  • Permite una mejor ventilación: El calzado descansa entre usos, reduciendo la acumulación de humedad.
  • Distribuye el desgaste: Evita que un solo par sufra un deterioro acelerado.
  • Aumenta la comodidad: El trabajador cuenta siempre con un calzado en óptimas condiciones.

Si la jornada laboral es intensa y prolongada, la rotación es una estrategia efectiva para optimizar la inversión en calzado de seguridad.

Evaluación periódica del estado del calzado

Una inspección frecuente ayuda a detectar signos de desgaste que pueden comprometer la seguridad del usuario. Se recomienda revisar periódicamente:

  • La suela: Desgaste excesivo o pérdida de agarre.
  • Las costuras y uniones: Posibles desgarros o desprendimientos.
  • La puntera de seguridad: Deformaciones que puedan afectar su resistencia.

Si el calzado muestra un deterioro significativo en estos elementos, debe ser reemplazado para garantizar la protección del trabajador.

Beneficios de un buen mantenimiento

Cuidar adecuadamente el calzado de seguridad no solo prolonga su vida útil, sino que también ofrece ventajas adicionales:

Reducción de costes: Al evitar reemplazos prematuros, se optimiza la inversión en equipos de protección.
Mayor seguridad: Un calzado en buen estado protege mejor ante riesgos laborales.
Mejor confort y rendimiento: La comodidad del trabajador impacta en su productividad y bienestar.
Cumplimiento de normativas: Mantener el calzado en buenas condiciones contribuye al cumplimiento de las regulaciones de seguridad laboral.


El calzado de seguridad es una inversión esencial en protección laboral, y su durabilidad depende del mantenimiento que reciba. Siguiendo estas recomendaciones, es posible maximizar su vida útil, reducir costes en renovaciones y garantizar la seguridad y comodidad del trabajador.

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